En Sprint entendemos las Organizaciones como redes de personas que conversan, coordinan acciones y logran resultados dentro de un modelo de negocio establecido.
Esta definición nos interpreta en cuanto pone a las personas al centro del quehacer empresarial, entendiéndolas como el eje trasformador de la realidad, las que a través de la colaboración entre todos sus miembros construyen redes que en su conjunto les permite alcanzar resultados superiores.
El concepto empresa por lo tanto pasa a ser una suerte de entelequia que no tiene existencia por sí mismo, sino que solo existe en la medida que cuente con la participación de las personas que la componen y por lo tanto los resultados a lograr dependerán de la calidad de las conversaciones que allí ocurran. Este sentido superior que moviliza a la acción es lo que los anglosajones llaman engagement.
Sabemos que los resultados que obtenemos en nuestro mundo individual y colectivo son consecuencia de las cosas que hacemos y las que dejamos de hacer y estas las ejecutaremos o dejaremos de hacerlo de acuerdo a nuestra propia forma de ver y percibir el mundo. Es la importancia del observador.
Las interrogantes son muchas, sobre todo en tiempos de tanta incertidumbre, estrés y fake news por doquier, que van generando ansiedad, desconfianza y muchas veces provocando inmovilidad en las personas justo en los momentos en que más se necesita que esa gran red de personas se coordine en forma efectiva para alcanzar resultados en esta nueva realidad.
Esta necesidad de claridad organizacional es parte fundamental del empowerment requerido. Ya la ciencia del comportamiento ha demostrado que uno de los grandes deseos humanos es la transparencia, orientación y dar sentido a lo que ha sucedido y sentirse partícipes de las decisiones que se deben tomar para avanzar en cada etapa de la crisis.
De allí entonces la invitación a conversar, utilizando los medios que hoy la tecnología pone a nuestra disposición. Debemos adecuar la forma tradicional de comunicarnos de carácter presencial, por una adecuada a la que hoy nos proporcionan las nuevas tecnologías de la información, en que los mensajes deben ser más que nunca directos, claros, simples, breves y precisos.
La transmisión de estos mensajes debe ser como dice Jim Collins en su obra Empresas que Sobresalen describiendo los hechos al desnudo, sin maquillaje, haciéndose cargo de presentar el escenario y los desafíos organizacionales en toda su real magnitud, con calma deliberada y optimismo limitado. Esto, las personas lo agradecen, se lo merecen y lo requieren.
El desafío por lo tanto, es compartir toda la información disponible, clarificar la crisis, presentar los desafíos e invitar a construir los nuevos resultados, en que cada uno tenga claridad sobre su forma de contribuir. Esto es lo que nos permite generar un proceso efectivo de rendición de cuentas o accountability.
El leguaje nos permite crear nuevas realidades, entonces, nuestro desafío es crear la deseada.
Es urgente entonces la necesidad de crear una comunidad empresarial que cuente con un propósito que movilice a las personas tras un sentido superior, con claridad organizacional de desafíos, oportunidades y su rol en ese espacio con un una red que conversa y rinde cuentas.
Esta comunidad es un desafío para las empresas a nivel global y particularmente para Chile y América Latina para construir una economía sostenible y que genere valor para todos.
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