
Chile enfrenta hoy grandes desafíos provocados no tan solo por la pandemia del Covid 19, las crecientes movilizaciones sociales que demandan cambios en nuestra forma de hacer sociedad, la cuarta revolución industrial y el imperativo de la digitalización, entre otros. Estos desafíos, impactan y desafían al mundo empresarial a asumir este nuevo escenario con la altura que se merece.
Es por ello que la medición de los riesgos psicosociales al interior de las empresas a través de instrumentos como el ISTAS 21, cuya aplicación es obligatoria, constituye un aspecto del cual las Organizaciones y en particular sus Gerencias de Personas no pueden obviar.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), define los riesgos psicosociales como “aquellas características de las condiciones de trabajo que afectan la salud de las personas a través de mecanismos psicológicos y fisiológicos a los que se llama estrés”. (8 febrero 2019).
Para efectos de la aplicación del instrumento que se aplica en Chile, conocido como ISTAS 21, estos riesgos se agrupan en 5 categorías:
- Exigencias psicológicas.
- Trabajo activo y desarrollo de habilidades.
- Apoyo social y calidad de liderazgo.
- Compensaciones y estima.
- Doble presencia.
El desafío por lo tanto no es solo cumplir con la obligatoriedad de la aplicación del instrumento que permita identificarlos, medirlos y objetivarlos sino que traducirlo en un plan de trabajo a nivel compañía que permita hacerse cargo de estos riesgos para construir una mejor y más sana Organización.
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Claramente este desafío requiere del trabajo conjunto de Prevención de Riesgos y Recursos Humanos, siendo el factor crítico de éxito, la forma en que se aplique. Crear las sinergias y vinculaciones estratégicas, traducidas en una ruta clara, precisa y medible y que abarque con una mirada transversal e integral en la Organización es parte de nuestra propuesta de valor para las empresas.
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